domingo, 13 de julio de 2008
Tarde
Hay gente que llega tarde a nuestra vida, quizá no tarde, tal vez sin más en un momento equivocado, o en las circunstancias erróneas. No, llegan tarde. Legan cuando ya no hay timepo para conocerles, para encariñarse. Llegan cuando ya nada puede ser cambiado. Todo puede ser cambiado. A veces somos cobardes, o demasiado testarudos, para cambiar el rumbo de nuestras decisiones y así echar márcha atrás en el tiempo para que esa gente que llega tarde llegase a tiempo. ¿A tiempo para qué? A tiempo para no dejar la incógnita de lo que pudo haber sido y no será.
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