el jodio gato

el jodio gato

viernes, 14 de noviembre de 2008

Las zonas ocultas de mi sensualidad

Ayer por la mañanita, bien temprano, fui a mi clase semanal de danza del vientre. La profesora estaba especialmente animada así que decidió que ya iba siendo hora de dejar atrás los pasos sencillos y dar un paso más. Hasta ahora habíamos bailado siempre con movimientos suaves y poco marcados, casi se podría decir con dulzura, incluso teníamos preparada una coreografía con velos en la que prácticamente todo estaba basado en el movimiento de hombros y brazos. Pero ayer nos transformamos, dejamos de ser lánguidas y tímidas para convertirnos en mujeres de rompe y rasga, a cara descubierta, dando amplios saltos, agitando el pecho y las caderas, contorneando la cintura, siendo coquetas, casi malvadas, sintiendo el tintineo agitado y fuera de control de las monedas del pañuelo, haciendo gala de unas curvas más que exhuberantes y de una sensualidad que estaba oculta para muchas. De hecho, el comentario que todas tenían en boca era algo así como mi marido va a alucinar cuando me vea, y la verdad que yo me estaba imaginando a una horda de maridos cincuentones recreando en su mente la pasión que sentían 30 años atras. Inevitablemente yo, en mi condición de soltera sin compañía a la vista, me imaginé bailando para mí misma frente al espejo, y la idea era seductora, pero no es lo mismo, claro.
Pero esta explosión de energía casi erótica tenía un precio, porque no se trata sólo de seguir la música sin más (lo que ya requiere bastante esfuerzo de por si) también hay que sonreir, jugar con la mirada, mover cada parte del cuerpo a su tiempo (no vale bailar con la cadera y que el pecho o los hombros también se muevan y viceversa) colocar las manos en la posición correcta y mantener la flor bien apretada para que la columna se terse y la figura se vea erguida. Movilicé zonas de mi cuerpo que estaba segura eran inseparables y no lo son, y hoy me duelen músculos que ni siquiera sabía que existían.

martes, 4 de noviembre de 2008

Soy una ilusa

Soy una ilusa, lo reconozco, a veces invento historias improbables, y aunque se que sólo existen en mi imaginación, una pequeña parte de mi conserva la esperanza y piensa ¿por que no?
Pues no porque como ya he dicho, esas cosas sólo pasan en mi imaginación, y a ver si poniéndolo por escrito me entero de una vez, y dejo de hacer tonterías "por si acaso", que un día de estos la broma me va a salir cara, no sólo económicamente hablando que eso si que es real.
Que ya no tengo edad de hacer esas chiquilladas, por dios!